El primer fin de semana aquí y ya hemos
podido escaparnos a conocer la zona. Los alumnos de último año de la carrera
habían organizado una excursión al Parque Natural de Khao Kho, y entre ellos
también iban tres profesoras, una de las cuales nos invitó a unirnos. Así que,
pese a que habíamos pensado ir el fin de semana a Sukhothai, preferimos
retrasar este viaje y aprovechar la oportunidad.
Así que el sábado a las 7.30 vinieron a
buscarnos, y pusimos rumbo al parque, que se encuentra a unos 120kms al este de Phitsanulok. Después
de una pequeña parada para tomar un café y un sandwichito, llegamos al complejo
en el que nos quedábamos. Las presentaciones con el resto del grupo fueron un
poco embarazosas…las profesoras casi tenían que obligar a los alumnos a que se
presentasen, porque se morían de vergüenza, aunque luego les pillabas
haciéndote una foto...
Dejamos las cosas y de nuevo a los coches
para hacer la primera parada en una pagoda budista. Aparentemente, la diferencia
entre esto y un templo, es que el primero no viven los monjes, según nos
dijeron (si alguien dispone de más información que me lo confirme).
Lo de los gallos tiene una explicación; están
ahí, en mi ciudad y en todos lados. ¿La razón? Al rey le gustan las peleas de
gallos.
La siguiente visita fue a un museo de la
armada y un memorial a los caídos. Resulta que esta zona se estableció como
punto de defensa frente a ataques terroristas, que según entendimos eran
comunistas de la zona, y sucedió hace unos 40 años. Tengo que documentarme un
poco más al respecto.
Ya era la una, y se hacía tarde para comer,
así que paramos en un sitio a pie de carretera, y pude aprovechar para pedirme lo que hasta
ahora ha sido el mejor plato: Pad Thai con cerdo (noodles fritos, salteados con
dados de cuello de cerdo, acompañado por cacahuetes molidos y verduras). Por
cierto, al parecer aquí se usan palillos solamente para comer noodles.
Sin sobremesa ni leches, de hecho fui el
último en terminar…marchamos para las Sridit Waterfalls, lo más bonito visto en
todo el día. La gente aprovechó para pegarse un chapuzón, pero todo el mundo
con camiseta y pantalones, así que nosotros casi que nos quedamos al margen.
Con esto, la parte de excursión estaba hecha,
así que de nuevo a la habitación a descansar un poco, hasta las seis de la
tarde, que empezaríamos a cenar. Por cierto, no he dicho nada, pero la forma de
conducir de aquí…bueno, supongo que las normas existirán, pero usarse poco (la
línea continua está de adorno, y se inventan un carril central para adelantar…)
La cena debo admitir que estaba bastante
trabajada, podéis ver la foto más abajo. Todo preparado por los alumnos,
dejándonos algunos platos que picaban menos para que pudiésemos comer a gusto.
La comida entre otras era:
- Pinchos de ternera, con chili, tomate, cebolla y piña
- Sopa de fruta.
- Una especie de ensalada de noodles.
- Pollo frito crujiente.
- Cerdo a la parrilla.
Mientras que la comida apenas duró 15
minutos, la cena se extendió básicamente hasta que se cerró el chiringo, y se
añadió como postre mazorcas de maíz y plátano a la parrilla.
Aprovechamos para aprender un juego de cartas
llamado “Pok Deng” (ป๊อกเด้ง). La idea es que te reparten dos
cartas y tienes que ganar a la banca. El conteo es mediante suma de los valores,
y cogiendo la última cifra de estos (es decir, tu jugada va de 0 a 9). Lo mejor
es 8 o 9 en dos cartas, pero puedes pedir una tercera carta. Y si son del mismo
palo te pagan 2 a 1. Y si tienes todo figuras 3 a 1…Bueno, es más o menos lo
que saqué en claro. Si queréis más info, pinchad aquí.
Al siguiente día, la mala noticia fue que mi
cámara dejó de funcionar, así que ahora una de mis preocupaciones es intentar
resolver el problema, ya que está en garantía pero me tendré que pelear con los
de canon. Esto ocurrió mientras veía al grupo tailandés montarse un desayuno de
campeones, con los mismos pinchos de la noche anterior, arroz, sopas…no se
estila mucho la tostadita con café…
Recogimos el tinglado y fuimos ya a la última
visita de la excursión: wat phasornkaew khao kho. Se trata de otro templo, pero
francamente impresionante. Echad un vistazo a las fotos. Todo lo interesante lo
tiene por fuera, porque por dentro se reduce a una pequeña sala de oración.
Salvando las obvias diferencias, me recordó en cierta medida al parque Güell…(básicamente
por el tema de la decoración con trozos de azulejos).
Una vez recorrido todo el recinto del tempo,
una pequeña parada para comprar algo de comida thai en unos puestecillos. Me
enamoré de un snack, que consiste en plátano seco con algún tipo de
mermelada entre medias. ¡Exquisito! De hecho la amable señora que me los vendió
me hizo oferta de amigo, cuatro bolsas al precio de tres (100 THB – 2,55€). Así
que khorb khun krap!
Y ahora sí que sí, de vuelta a casa, echando
una cabezadita en el trayecto, que es la mejor manera de no pasar miedo. A la
entrada de Phitsanulok paramos para comer, que ya era bastante tarde, y ha sido
la vez que más me he gastado; un filete de cerdo a la plancha con bacon, queso,
una pequeña guarnición de ensalada y cinco patatas fritas por el precio de 99
THB (2,50€)
Con esto, nos quedó la tarde de domingo para
relax, colada y un poco de lectura. Y para incubar un pequeño catarro gracias a
los aires acondicionados, para empezar bien la semana!